

REJADORADA
Vinos personales con impronta de Toro
Nuestras viñas se encuentran en suelos de arenas y gravas sobre fondo de arcilla. Unicamente aquí, podíamos encontrar un suelo ideal para que las cepas, con la ayuda del aire, la lluvia y el sol, consigan aromas y matices exquisitos en los granos de la uva Tinta de Toro.
Estas plantaciones tienen una antigüedad de 20 a 40 años para Rejadorada Roble, entre 40 a 60 para Novellum, 65 años para Antona García, entre de 70 a 95 años para Sango y 107 años para el Bravo.
La respuesta sobre quién decide la fecha de vendimia es muy simple: la propia maduración de la uva. Gracias a diversos controles, somos capaces de poder respetar su momento perfecto sin imponer nuestros tiempos.
Por consiguiente, seleccionamos y recogemos manualmente la uva y la transportamos en cajas para que el producto llegue a la bodega en sus mejores condiciones frutales, físicas y organolépticas.
Continuamos cuidando los detalles con un momento primordial para Rejadorada. Al llegar la uva a bodega, inspeccionamos en mesa la uva con un criterio muy riguroso en el que retiramos todos los racimos o elementos extraños que pudieran mermar la calidad del vino.
Tras haber obtenido exactamente los granos que necesitamos, la uva pasa a los depósitos de fermentación.
Durante los primeros 4 o 5 días, las sometemos a una maceración en frío y doble remontado del mosto el cual fermentara con levaduras autóctonas de nuestra bodega.
Este vino flor, obtenido por sangrado, se micro oxigena previa a la fermentación maloláctica, con el fin de estabilizar el color y conseguir el afinamiento aromático que buscamos.
Nuestra bodega se complementa con barricas de roble francés, roble americano y roble de Europa del este, principalmente húngaro.
Quienes deciden el tiempo que nuestro vino va a reposar en las barricas son: el tipo de viña y de vino, los resultados de cata y el tipo de roble de las barricas con un objetivo primordial: que nuestros vinos presenten las mínimas variaciones posibles año tras año.